16 julio 2012

ENTREVISTA: ANDREA GHIDONE HABLA DE TODO

Andrea Ghidone se convirtió en pocos años en una de las vedettes más importantes del mercado de revistas porteño. La uruguaya es la estrella de Barbierísima, el premiado show de Carmen Barbieri y volverá a estar junto a ella en la próxima temporada. En un imperdible diálogo con Telemedios, la talentosa Ghidone habla sobre su relación con Uruguay y las diferencias con la industria del espectáculo argentino: "Utilizan las miserias humanas bara bajarte, y en eso no hay escrúpulos", afirma. (*)




"Una notera de Canal 12 me faltó el respeto"











-¿Cómo definís tu rol en el espectáculo de Carmen Barbieri?

-Carmen Barbieri busca hacer musicales. Tanto en mi cuadro de baile del año pasado como en éste, yo bailo, canto y actúo. El primer cuadro que yo tengo este año es un homenaje a Uruguay, canto una canción de nuestro país y después bailo tapada de pies a cabeza, totalmente vestida.

-¿Y te reconocen?

-Sí, ¿sabés que sí? (risas) Yo siempre pienso eso cuando voy a alguna presencia y digo “¿ustedes saben quién soy?”, porque me conocen con poca ropa, cuando estoy vestida no sé si saben quién soy, pero la gente te reconoce igual. Ese cuadro es uno de los más aplaudidos porque a pesar de estar en una revista, demostré que un cuadro de baile está bueno sin necesidad de estar desnudo. Eso es muy lindo, para mí es un placer formar parte de lo que son los proyectos de Carmen año a año. 

-¿Cómo es cuando te presentás en Uruguay? 

-Jugamos de locatarios. Es una cosa extraña. Por un lado es una presión linda. Yo siempre doy lo mejor en cada lugar que voy, pero uno en su país siente esa sensación, ese plus que tiene que dar porque la sensibilidad está a flor de piel. Pensar que yo en algún momento estuve en este país, y me fui de grande. Sentí que necesitaba irme de este país para que la gente conociera un poco a esa Andrea artista que hoy hay. Sé que hoy no podría vivir en Uruguay, pero es una gran alegría venir. Uno se siente como en casa, es así. Yo siento que estoy cómoda trabajando en la Argentina y no me iría, pero trabajar en Uruguay es esa cosa de que uno se fue sabiendo que no podía trabajar ahí, no puedo estar con mi familia y trabajar de lo que me gusta. 

-¿Por qué no podés trabajar acá? 

-Yo pienso que si hoy me instalo, sí se me abrirían las puertas de muchos lugares que antes no se me abrieron. 

-¿Pero porque venís con el aval de Argentina? 

-Totalmente, ni que hablar. 

-Entonces las chicas que recién empiezan, ¿no pueden hacer carrera en Uruguay sin irse a Argentina? 

-Sí, pueden. Yo sentí que necesitaba irme. Mis sueños estaban en otro lugar desde lo laboral. Se puede, lo que pasa es que en Argentina la masividad que existe con los programas que hay, en Uruguay te puede demorar años, y yo cuando me fui no tenía tiempo para esperar diez años. La trayectoria la tenía pero desde el anonimato, yo trabajo desde los 20 años en esto pero me fui a los 28 años de Uruguay y nadie me conocía. Es complicado. Ni que hablar que a Natalia Oreiro como otras, también les fue mucho más fácil hacerse conocido y obtener otro tipo de trabajos en Argentina. 

-¿Es por un tema de masividad o también de mentalidad? 

-Sí. Somos muy diferentes en eso. En algunas cosas somos mejores y en otras, peores. A mí me da mucho placer hacer prensa en Uruguay porque yo hablo de lo que tengo ganas de hablar, y cuento con un respeto que en Argentina a veces se complica. El periodismo argentino es más incisivo, me gustaría que fuésemos más valientes al momento de preguntar. El otro día estaba acá en Uruguay y me hace una nota una chica que la verdad que me tendría que haber levantado e ido, y no lo digo con soberbia. Era una falta de respeto, no sabía dónde había trabajado no sólo yo, sino Carmen Barbieri en el verano. Si había hecho temporada en Mar del Plata, en Carlos Paz, y preguntaba cosas que nada tenían que ver. Yo decía ¿por qué?, eso en Argentina no se permite, automáticamente te echan. No tengo ni idea de cómo esta chica está trabajando como notera pero la verdad es que no se merece el trabajo. ¿Por qué pasan estas cosas? ¿Por qué hay gente que tiene la oportunidad de tener un trabajo que no se merece? A mí me costó mucho conseguir un trabajo, y todavía en Uruguay no tengo un trabajo que me parezca interesante, entonces me doy cuenta de que eso en Argentina no pasa. De repente, encontrás esas cosas. Allá el mercado es muy grande pero muy exigente. Cada uno se tiene que esforzar mucho para tener una oportunidad de trabajo, y una vez que la tenés, aprovechala al máximo. 

-¿De qué medio era esta chica? 

- De Canal 12… Yo me arrepentí, la hubiera dejado pegada al aire. Si estuviera sentada acá Carmen Barbieri, ¿cómo hubiera tomado que le pregunten ‘en dónde hiciste temporada’? Ella se levanta y se va, que es la mejor que le sale a Carmen. Yo la voy a copiar en algún momento, igual ella sabe que la van a frenar, capáz que a mí, yo sigo de largo y nadie me para (risas). Si por lo menos hubieras leído la nota que te mandaron sobre la persona que ibas a entrevistar, hubieras sabido que esa persona estuvo en el verano en la revista que más premios ganó en Mar del Plata, era una cuestión muy básica… Actué como uruguaya, un argentino se lo hubiera dicho. Ellos son más de enfrentar y decir las cosas como son. El uruguayo siempre intenta quedar bien, que no se ofenda el otro. Pero hay veces que decís “pero el otro me está faltando el respeto a mí”, y yo no me lo merezco. Creo que acá hay que animarse, hay mucho material para trabajar. Hoy vemos a Lanata que es jugosísimo, vos lo ves y decís “uh, hay que tener para hacer lo que hace el tipo” jugándose el cogote, el laburo, no le importó nunca nada y no le fue mal, jugándosela. Cuando uno se juega confiado de sus convicciones y de lo que quiere, creo que la vida a la larga te premia. 

-¿Qué fue lo mejor que te dio el medio argentino? 

-Lo más lindo es la oportunidad laboral que me dio, que se me conozca desde el lugar de artista en el que estoy. Hice capítulos en Dulce Amor. Es difícil que una vedette empiece a trabajar de actriz, porque estaba rotulada en otro lugar. Yo lo que nunca dejé de hacer cuando llegué a Argentina es seguir capacitándome, tomé clases de teatro, tomé clases de actuación, de baile… Sé que esa es mi herramienta. No me considero una mujer fatal, no me considero una mujer hermosa que con eso va a vivir. Yo sé que lo mío es el trabajo, estudiar, y pulir lo que tengo adentro que sé que es bueno. Eso es lo más lindo que me dio el medio hoy, hace tres años lo padecía porque tenía todos los conflictos, esto de que necesitaba muchas veces la confrotnación con determinada gente, y eso ya hoy no lo disfruto sino que lo padezco, me retiro, me corro un poco, porque me hacía mal a mi esencia y a veces uno no se da cuenta, pero después uno se empieza a dar cuenta de que eso no le sirve, no le gusta, y empieza a elegir lo que tiene ganas de hacer. Lo más feo es cuando utilizan las miserias humanas para tratar de bajarte. En eso no hay escrúpulos, y van a utilizar lo que sea necesario… 

-¿Te referís al periodismo o a tus colegas? 

-En general, tanto colegas como periodistas. Es una arma. No te olvides que yo soy extranjera, hoy se me trata como un argentina más pero a mí me hicieron pagar derecho de piso, bien pagado, porque hay muchas argentinas, entonces si vos sos de afuera, si te quedás acá vos te tenés que ganar el lugar, y está bien porque uno lo tiene que demostrar. Está bien porque el medio es muy chico como para que cualquiera entre, y a mí me gustó ese desafío, sentir que tenía que ganar ese lugar. Pero sí se utiliza la miseria humana muchas veces. Hoy por suerte la tele está cambiando un montón y hay programas que han dado un giro a que todo eso del quilombo y el conflicto se cambien por algo más humano y más sensible, buscando gente talentosa y no conflictiva. Antes se buscaba que en los medios estuviera gente que hiciera puterío, hoy se busca gente que tenga que ofrecer talento, emoción, y que llegue al corazón. Creo que hay un vuelco en la tele que va a sumar más a lo que tiene que ver con la esencia humana, y eso está bueno. Hoy en Intrusos y Profesionales ya no se sienta cualquier chiruza como en algún momento me senté yo a hablar mal de alguien. 

-De Claudia Fernández, ¿por ejemplo? 

-Claro, exactamente. Yo no reniego de nada de eso, pero en aquel momento no me pedían que yo demostrara como bailaba, a nadie le importaba como yo bailara, a los programas le importaba que yo matara a alguien. 

-¿Pero lo ves como algo definitivo o una moda pasajera? 

-Es un juego donde se entra y se sale, pero por lo pronto está bueno porque ya estábamos llegando al límite. El año pasado hubo escenas en vivo de golpes en televisión: una Graciela Alfano que le tira un vaso de agua a Pachano, Flavio Mendoza con Fort. Estamos llegando a un punto demasiado elevado. Está bueno que haya cambiado y ahora se busque gente talentosa, porque eso a los que no saben hacer nada los asusta y dicen “tengo que cuidar mi trabajo, tengo que aprender a hacer algo porque sino me quedo sin laburo”. Hay un montón de gente que tiene algo más que ofrecer que esto de la boca. A un productor le sirve que tengas boca pero más le sirve que sepas hacer algo que al público le llegue. 

-En el caso de Showmatch, ¿pasa que hay chicas que no les gusta estar ahí pero el sistema les impone que para cotizar tienen que pasar por un Bailando? 

-Sí, es así en un gran porcentaje. Hoy hay muchas chicas que quieren estar en Showmatch, yo lo vi como un escalón más en mi carrera. A mí me sirvió mucho artísticamente. La gente sabe que hoy bailo porque me vio ahí. En un teatro te pueden ver por función mil personas, en un programa de 30 puntos de rating como Showmatch te pueden ver millones de personas, entonces hay una gran diferencia. La gente hoy sabe que me va a venir a ver al teatro y que cuando baile me va a conocer porque yo ya estuve en el Bailando, porque si bien yo en Bailando tuve algún entredicho con alguien, no me quedé hasta las últimas diez porque me peleé con todas, me quedé hasta las últimas diez porque lo que tenía era el baile. No tenía otra cosa. 

-¿Sentís que si te hubieses peleado más, te hubieras quedado más tiempo en el programa? 

-Obviamente. Por supuesto, de acá a Japón te lo digo. Cuando nacieron conflictos y yo no los explotaba, era un poco complicado… 

-¿Sentías presión para que lo hicieras? 

-No, lo que pasa es que el minuto a minuto te lo exige. Después salió lo de la broma con el representante de la Mole, que fue más light, que no era una confontación sino una cosa como de amor. 

-Se dijo en su momento que vos le pediste a la producción que aflojaran con el chiste de vincularte con el representante de la Mole Moli, y en la sentencia siguiente quedaste eliminada, ¿fue así? 

-Completamente, absolutamente. No me parece mal, eso sumaba, y en su momento yo por cosas que te pasan en la vida, consideré que lo más importante era preservar a mi hija. Ante eso no me arrepiento nunca de nada. Hoy lo tomaría desde otro lugar, pero hoy no soy la misma mujer que estuvo en aquel Bailando, soy otra completamente distinta y estoy diferente parada ante la vida. Hoy yo lo viviría de otra manera. Estoy felíz con como lo viví en aquel momento, y no me arrepiento de nada. 

-¿Ella te comenta algo de eso? 

-En casa se ira Discovery Kids, Nickelodeon. No veo. A veces me pasa que me entero de cosas más por twitter o por una amiga que por la tele misma. No veo, no consumo, pero porque el que tiene un hijo sabe de lo que le hablo. Y si llega a ver algo, yo se lo cambio, a mí no me gusta que mi hija vea esas cosas. Pero ella me pregunta varias de esas cosas, sabe si estoy peleada con la otra, es muy gracioso porque tiene cinco años, y ¿cómo le explicás?. Yo siempre le cuento la verdad. 

-¿Cuánto tiempo más te imaginás en la compañía de Carmen Barbieri? 

-Soy la única sobreviviente durante estos cuatro años. Tengo propuesta para estar un año más y eso me da gran felicidad porque sé que hay muchas mujeres que quieren estar en esta compañía porque saben que Carmen es un éxito, y no es fácil hacer un éxito hoy. Carmen es una mujer que arriba del escenario te da grandes oportunidades, de las que si te podés hacer cargo te podés quedar y sino te tenés que ir. Siempre apostó a mí. Nunca la defraudé ni la voy a defraudar. Creo que fue la mujer que apostó a mí, creyó en mí más que yo misma y que vio en mí algo que ni yo veía. Hoy me pide estar como su nueva vedette para el año que viene, lo cual para mí es un gran elogio. Para mí es una gran alegría. Yo me siento muy cuidada, para mí Carmen es mi familia. A ella no le importa si tengo más o menos pantalla por el escándalo, sino que le sirva mi laburo en el escenario.

(*) Pedimos discilpas por la demora en la publicación de la entrevista.

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